Emilio Serrano

AUTOBIOGRAFÍA

Un 17 de septiembre de 1956 y a la edad de 11 años, mi madre me inscribió en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba para que recibiera unas clases preparatorias de dibujo. Posteriormente, en el año 1960, inicié los estudios de esta disciplina en dicho centro, del que he formado parte como profesor de dibujo artístico hasta hace pocos años por mi jubilación anticipada.Recuerdo de mi infancia

Durante los tres años que allí estuve, conocí a un grupo de compañeros con los que compartí las mismas inquietudes pictóricas y con los que inicié, en el año 1963, mi andadura profesional, ingresando en la Escuela Superior de Bellas Artes, “Santa Isabel de Hungría”, de Sevilla. Estos compañeros son: el escultor Manolo Vela, y los pintores Pedro Guillén, José Jimenez Ortega y Antonio Campaña. Todo el grupo vivíamos en la misma pensión y pintábamos juntos, incluso los domingos; se puede decir que pasé cuatro años trabajando sin descanso con la fe de estar haciendo lo único que realmente me importaba.

En la Escuela Superior de Bellas Artes, coincidí en el mismo curso que los pintores Amigos en Sevilla Adbualí Abdelazíz, Ramón Rizo, Antonio Agudo, Pepe Soto, entre otros buenos compañeros y amigos. Fuera de la Escuela contacté con los pintores Paco Cortijo, Cristóbal Aguilar, Rolando Campos, Maruja Manrique, Paco Reina, García Gómez, Justo Girón, Emilio Díaz Cantelar y Enriqueta García Junco.

Durante esta etapa de formación experimenté la pintura mural gracias a una beca concedida por la Diputación de Barcelona para la Escuela Internacional de Pintura Mural de San Cugat del Vallés. Paralelamente, en Córdoba, y a través de mi vecino y pintor Alejandro Mesa, conozco a los grabadores y pintores Manolo García, José Duarte y Francisco Aguilera Amate.

En 1968, finalicé la carrera en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jorge, de Barcelona. Durante este curso me inicio en el mundo de la calcografía, de la mano del catedrático Ollés Pinell. Y a estos trabajos míos realizados en esta modalidadEn Paris me concede un Primer Premio de Grabado la Dirección General de Bellas Artes de Barcelona.

En 1978 soy seleccionado para representar a España en el malogrado proyecto sobre el Realismo Español, en el museo Puskin, de Moscú. (Carta del Ministerio de Asuntos Exteriores).

En 1979 fui contratado por la Universidad de Barcelona para ejercer como profesor de pintura en su facultad de Bellas Artes, durante los cursos 1979-80, 80-81 y 81-82. En este centro conozco a los pintores J. Sus, Alberte Carrogio, Ruiz Ortega y Sánchez Carralero, así como a los escultores Luisa Granero y Ricart Sala. Durante este ciclo concluyo la Tesis de Licenciatura y un curso de Doctorado con el poeta y catedrático José María Valverde, profesor de Estética en la Facultad de Filosofía y Letras de Barcelona.

En 1983, realizo por encargo de la Junta de Andalucía el retrato en calcografía del poeta Vicente Aleixandre para el proyecto “Ocho Andaluces Universales”.

Participo en 1992 en la exposición “Córdoba: Arte Contemporáneo”, 1957-90, en su apartado “Reflexiones Figurativas”, que tiene lugar en la galería del Palacio de Viana.

Participé en 1997 en la Exposición Homenaje a D. J. Hernández Díaz en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

 Mi dedicación a la técnica del grabado me ha llevado a participar permanentemente con mis obras en la Calcografía Nacional, de Madrid, en los fondos de la “Biblioteca Nacional”, y en el Museo Contemporáneo del Grabado Español de Marbella.

Tal es más o menos someramente expuesta mi actividad y las distintas presentaciones que de mi obra ha podido ofrecer al público, pero yo no me sentiría completamente reflejado en esta autobiografía si omitiera ciertas deudas y admiraciones que a lo largo de los años han sido fecundas para mi trayectoria artística.Etapa de formacion

Así, esta actividad y expositiva que aquí acabo de presentar sería completada con una serie de viajes de estudios que, desde mi primera juventud, ensancharon los horizontes de mi concepto del arte. En el año 1965, marcho a París para conocer directamente a los pintores clásicos del renacimiento, a los maestros impresionistas, a Picasso y a otros artistas contemporáneos.

Mi grande e inesperada sorpresa es un autor hasta entoces desconocido para mí, el japonés Foujita, en quien descubro como una fecundante y fantástica revelación su gran nobleza en el tratamiento de un dibujo basado en el uso de la línea como elemento constructivo y, a la vez, cargado de una intensa expresividad, análoga a la plástica linealidad de la cerámica griega.

Igualmente, en el Louvre, quedo sorprendido ante una obra para mí desconocida, de la escuela francesa y de autor anónimo, “La Piedad de Villeneuve-les-Avignon”, en la que admiro la solemne y austera autenticidad de unos valores plásticos esencialmente sustantivos y formales, que no necesitan de efectismo cromático alguno para expresar con justeza, emoción y rigor el auténtico valor de la realidad virtual de la pintura.Etapa de formación

En un segundo viaje a la capital de Francia me centro más particularmente en Leonardo, Ingres, y en la pintura costumbrista francesa de los hermanos Le Nain, especialmente en Louis. De manera fortuita, decubro, junto a Van Eyck y a los retratistas holandeses, una pequeña cabeza de 20x20 cm., de Antonello de Messina, que en oposición a la impresionante tramoya escenográfica de las “Bodas de Canaán”, del Veronés, y los grandilocuentes formatos del Louvre, se me parece como un ejemplo de reconcentrada y secreta intensidad plástica, capaz de imantar la atención del amante de la pintura y de colmar las mayores exigencias del arte. Ante este cuadro tomo conciencia, pues así lo siento en mi interior, de que ése es el horizonte estético hacia el que me siento llamado y ha de tomar mi obra: interioridad, concentración y silencio; huida de todo efectismo y sobriedad.

Al año siguiente, marcho en un nuevo viaje de estudios con mi curso a visitar el magno acontecimiento de la gran Muestra Antológica de Picasso, que tiene lugar en París. Junto a la evidente dimensión de esta impresionante muestra, me siento especialmente atraído por la sugestiva sensibilidad de sus épocas azul y rosa, y muy en concreto por el sutil tratamiento de la pincelada en esta etapa, capaz de elevar a alta dimensión estética los valores humildes de lo cotidiano. De nuevo, vuelvo a identificarme con este aspecto de esas obras, sintiéndolas como mías, y con su cálida atención por la cotidianeidad, cotidianeidad que creo que también es fácilmente perceptible en mi obra.Pintando al óleo

Tras estos descubrimientos particularmente determinantes para mi vocación artística, el obligado viaje a Italia, realizado en 1977, profundiza sobre el terreno mis apreciaciones sobre el gran arte italiano.

No podía concluir estas notas sin hacer mención a mi personal interés por el para mí decisivo universo pictórico de Vermeer De Delft, tan recogido y silente, tan lejos de toda ostentación, cuya obra se singulariza, entre otros valores, por su densidad atmosférica y en la que cada plano, cada sombra o cada perfil, posee un íntimo temblor emotivo capaz de hacer vibrar cualquier fragmento de la naturaleza dándole o confiriéndole vida propia. Sus interiores lentos y reposados los siento como míos; sus muchachas como delicadamente inmersas en un éxtasis doméstico, en sus sencillas labores, son las mismas que yacen en el fondo de mis recuerdos de niño.

Recientemente he retomado mis inquietudes viajando por Italia, para la contemplación del arte de la antigüedad romana -origen de nuestra cultura-, reconsiderando asímismo el arte del renacimiento y barroco, reconociendo en la figura de Miguel Ángel Caravaggio el punto de inflexión y el arranque de lo que más tarde fue la gran pintura española del siglo XVII.

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Mis inicios

CAMINO DE ZUHEROS    1964

Camino de Zuheros1

Emilio Serrano y Manuel Vela, camino de Zuheros (Córdoba) para tomar apuntes.

EN EL CAMPO   1964

En el campo

Con Manuel Vela en Baena, tomando apuntes

UNA EXPOSICIÓN

Una exposición

Emilio Serrano con los pintores Pedro Guillén y José Duarte.  Córdoba.  1966

Trabajando.
Pintando al óleo.